La impresión 3D ha introducido nuevas formas de entender la arquitectura. Con esas nuevas formas vienen nuevos lenguajes, que modifican sustancialmente las ideas que teníamos hasta ahora en el mundo de la arquitectura. ¿Cómo afectan la impresión 3D o el corte por control numérico a las nuevas tendencias en arquitectura? ¿Cómo puede cambiar el diseño de piezas la concepción de elementos arquitectónicos, edificios, o incluso la ciudad?
Hace unas semanas veíamos cómo el diseño de piezas en 3D podía darnos una nueva concepción de la escala en arquitectura. Entender las relaciones internas en piezas que usamos en el día a día nos puede ayudar a diseñar espacios funcionales y útiles, espacios “ergonómicos”. La consecuencia de esta forma de trabajar es que la arquitectura puede, por fin, cambiar el lenguaje a las nuevas formas de construcción.
Cuando estudiamos estructuras nos dicen que la forma geométrica óptima es la esfera. Pero construir una esfera es muy costoso, requiere de subestructuras de apoyo muy complejas y, en general, no compensa económicamente. Sin embargo, la impresión 3D puede cambiar esto. La posibilidad de torturar las geometrías y experimentar con prototipos pequeños nos permite experimentar con nuevas formas hasta ahora olvidadas o ignoradas. ¿Por qué no modelar piezas cuya estructura resistente sea un panal de abejas? ¿Por qué no reforzar las secciones de las estructuras horizontales sólo en los puntos en los que es realmente necesario?
La impresión en 3D nos puede liberar de las restricciones que imponía tradicionalmente el proceso de fabricación. El coste de impresión de las piezas de una estructura es idéntico sean todas iguales o sean todas diferentes. Esto nos permite dar rienda suelta a nuestra imaginación, generando espacios interesantes y únicos con un coste económico y temporal mucho menor.
Lo mejor de todo es que esto no es el futuro, ya es presente. Apis Cor acaba de mostrarnos la primera casa impresa en 3D. 38 metros cuadrados de vivienda con muros de hormigón, imprimida en 24 horas con un coste que no llega a los 10000€. Suena a utopía, pero ya es una realidad.
Por supuesto, la impresión no es la única fase del proyecto y la cimentación, acabados, etc, siguen siendo “tradicionales”. El tiempo total es mayor, pero sigue siendo muchísimo menor a una obra tradicional. Y la forma de la casa, el lenguaje utilizado, es un lenguaje puramente funcional. ¿Por qué planta circular? Porque la impresora tiene un eje sobre el que pivota el extrusor. Puede parecer una simplificación pero, ¿Por qué las naves industriales suelen tener planta rectangular?
Una impresora 3D doméstica nos abre una ventana a este nuevo mundo. Quizás no podamos imprimir casas con ella, pero seguro nos abrirá la mente a nuevas formas de entender las piezas más básicas, como una caja o un lapicero. Cada vez parece más claro que la impresión 3D ha llegado para quedarse... ¿Te vas a quedar fuera de esta nueva revolución?